Iniciamos hoy una semana muy importante en nuestro colegio, días en los que celebramos y agradecemos la vida, los valores y la obra de Celia Méndez y Marcelo Spínola, fundadores de la Congregación de las Esclavas del Divino Corazón.
Su encuentro, a finales del siglo XIX, originó la inspiradora historia de dos personas que se adelantaron a su tiempo de manera sustancial al dar respuesta a una de las situaciones de mayor injusticia social de aquella época: la falta de acceso a la educación de las niñas que pertecían a las clases sociales más desfavorecidas. Marcelo siempre había sobresalido por su ayuda a los más necesitados, tanto en su labor de abogado como desde los diferentes cargos eclesiásticos que ocupó una vez ordenado sacerdote. Cuando Celia acudió a él para que la guiara a encaminar su vida hacia los designios de Dios, tras largos y serenos diálogos y reflexiones, ambos vieron en la educación la oportunidad de hacer realidad el mensaje de Jesús: estar junto a las personas más pobres y humildes, en su caso creando colegios para ellas.

A lo largo de los muchísimos años transcurridos desde entonces la familia Spínola no ha dejado de crecer y avanzar, extendiéndose por diversas zonas de nuestro país y otras partes del mundo; en cada uno de esos lugares la visión y el carisma con los que Celia y Marcelo fundaron el primer colegio en Coria de Cáceres son las firmes raíces y el motor que impulsa la hermosa e importante labor que se desarrolla en los centros de la congregación: educar siempre desde el corazón y el amor pleno de Jesús para lograr una formación integral de nuestros alumnos, haciendo de ellos personas capacitadas para dar respuesta a los diversos tipos de retos del mundo actual y comprometidas por construir una sociedad justa e igualitaria que no deje a nadie de lado. ¡Felicidades a todos los miembros de las diferentes comunidades educativas Spínola!
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