El Renacimiento es la etapa histórica y artística con la que Europa dejó atrás la oscuridad y la decadencia de la Edad Media para embarcarse en un viaje hacia los avances y descubrimientos en todos los órdenes de la vida que aún continúa en nuestros días. Nacido en la Península Itálica y en ciertas zonas del norte del continente como los Países Bajos en el siglo XV se extendió al resto de países europeos a lo largo del siglo XVI. Al estudiar esta época resulta inevitable establecer similitudes con la actual en base a dos acontecimientos revolucionarios, las llegadas de la imprenta e internet. La primera fue inventada por Johannes Gutenberg a mediados del siglo XV. Antes de ese hecho la difusión del conocimiento y la cultura era un fenómeno aislado y lento. Los libros eran manuscritos en lugares concretos, se utilizaban materiales caros, y requerían la preparación de personas muy instruidas y cultas, los escribanos. Esos aspectos motivaban que fuesen escasos los ejemplares que se copiaban y por tanto lo recogido en ellos -saberes ya existentes o los avances que se iban produciendo en distintos órdenes de la ciencia o el arte- estaba al alcance de unos pocos privilegiados.

La irrupción de la imprenta supuso un cambio drástico de esa situación, favoreciendo la expansión de todo tipo de conocimientos e ideas. El siglo XVI fue una época de continuos descubrimientos en las diferentes ramas del saber y de nuevos modos de pensar e interpretar la realidad; la imprenta se convirtió en la perfecta aliada para la mayor y más rápida difusión de todo ello. Ya no era necesario copiar libros a mano; gracias a la imprenta era posible realizar el número de ejemplares que se deseara, con la utilización de los tipos, la tinta y el papel. Esas copias llegaban a más países, a más escuelas y universidades, a más personas, y transmitían con rapidez los avances científicos, tecnológicos, y geográficos, los planteamientos filosóficos y religiosos. El renacimiento sociocultural del siglo XVI, que le da nombre a ese periodo histórico, fue posible gracias a las casas de impresión que surgieron a lo largo y ancho del continente europeo; el conocimiento y la cultura pasaban a estar a la disposición de muchos.


Un fenómeno muy parecido es el que estamos viviendo actualmente con internet. Hasta hace poco tiempo las personas se (in)formaban fundamentalmente a través de medios escritos en papel: libros, revistas, periódicos, enciclopedias, etc. Después llegaron innovaciones en el ámbito audiovisual, y por último los medios digitales, como los DVD o los CD-ROM. Sin embargo la gran revolución se inició a finales de la última década del siglo XX con la creación de Internet, una red virtual de comunicación e información de la que estamos siendo protagonistas activos. Internet ha cambiado de forma radical nuestra forma de vida y la manera a través de la cual se accede a la información, propiciando que el acceso a ella sea universal: hoy es posible, desde el salón de una casa, desde un aula del colegio, desde la playa o el parque, consultar los fondos y archivos de cualquier gran biblioteca, museo, universidad o centro de investigación con rapidez y comodidad. Es tal la transformación que la red ha generado en el mundo contemporáneo que podríamos hablar de nuestros tiempos como un nuevo renacimiento y denominarlo, por qué no, Redn@cimiento.

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